miércoles, 8 de diciembre de 2010

Benzemá no quiere fichajes

 
Desconozco si alguno de los aquí leyentes ha oído hablar alguna vez de ese concepto fílmico denominado tiempo de la percepción. Puesto en breve, es la impresión de tiempo que tiene el espectador en su mente, que en ocasiones difiere, y mucho, del tiempo de la acción (el que abarca la trama, sean días, semanas, o años). No hará falta que enumere ejemplos de esas muchas veces en las que los fotogramas se nos hacen eternos en la pantalla o, por el contrario, parecen sucederse a una velocidad de vértigo.
Digo todo esto porque tal vez no lo recuerden, pero hoy se han cumplido nueve días desde que el Madrid decidió despeñarse en tierra hostil, allá por un 29-N. Desde entonces ha dado tiempo para agachar las orejas, deprimirse, temer una caída sin freno, tirar de escudo para vencer como buenamente se pudo a un rival de solera, completar cursillos acelerados en navegación aeronáutica y hernias de disco, enfrascarse en debates estériles sobre el fichaje del millón y cerrar la liguilla de Champions con una goleada. Nueve días, digo, y parece que ha pasado un mundo, a juzgar por el carrusel emocional al que se han visto sometidos los seguidores blancos. Aunque el Bernabéu no sea Guadalix, está visto que en la casa blanca también se magnifica todo. Pura ciclotimia.
Contra el Auxerre, un equipo que lucha por evitar el descenso en la Liga francesa y que en la española lo tendría garantizado, el Madrid acudió a la cita con los titulares como excepción. Sólo Carvalho, Marcelo y Cristiano pueden considerarse como tales, así que fue un encuentro más pensado, en suma, para el lucimiento del plan B. Dudek, que disputó su segundo partido de Champions en cuatro años, brindó un par de paradas de mérito antes de que en una salida extemporánea le partiesen, literalmente, la cara. Su sustituto, Adán, tuvo menos trabajo, pero se lució en un mano a mano que libró con una pierna bien clavada en el suelo.
Lo más interesante, sin embargo, estuvo en otras latitudes del campo. En el centro, por ejemplo, se vio cómo la homonimia heráldica puede llevar a grandes equívocos. Mahamadou  y Lassana sólo se parecen en el apellido, nada más. El malí tiene ladrillos por pies, el francés dio una soberbia asistencia de gol. Uno cruza los dedos para que el balón le caiga cerca, por el otro siempre entran ganas de revisar las estadísticas de kilómetros recorridos. Que cada cual saque las conclusiones que quiera.
Pedro León, por su parte, se vio de nuevo imbuido por el efecto champán. En cuanto se descorchó el partido, su fútbol brotó espumoso y dejó detalles para el asombro en la grada, como un balón salvado con una pirueta imposible junto a la línea de banda. No es que sirviera de mucho, pero al pueblo le gustan esas cosas. El caso es que, pasado el efecto del descorche, el murciano quedó sepultado entre un mar de zamarras. Hasta ahí se vio lo de siempre, pero en un arranque de furia que le honra, los últimos veinte minutos vieron a un futbolista combativo que lo volvió a intentar con tanto empeño como poco fruto.
Pero si el plan tuvo mayúscula fue gracias a la B de un francés hasta ayer gris. Benzemá marcó en una noche más goles europeos que en más de una temporada en el Madrid. El galo abrió el marcador anticipándose al último defensa y lanzándose en plancha ante la mirada atónita del portero, al que no habría que culpar demasiado porque ni siquiera los madridistas hubieran predicho tal arrebato de fe en el delantero de Lyon. Cristiano hizo el segundo con una finalización de las suyas, pero Benzemá no estaba dispuesto a que nadie le eclipsase e hizo subir el tercero después de gobernar un pase largo con el exterior del pie y cruzar un tiro preciso al palo largo, una retahíla de recursos que, por separado, están al alcance de muy pocos; no digamos ya todos juntos. Y ya en el colmo de lo nunca visto, minutos después Karim se entregó a una inteligente presion sobre la salida del balón del portero, al que por momentos se le atisbó un cierto corporativismo chovinista con el delantero merengue, le birló el esférico y lo colocó por arriba entre los tres palos para rematar su hat-trick.  Una declaración de intenciones que se llevaba esperando mucho tiempo y que ayer se escuchó bien alto: Benzema no quiere fichajes. 
R
Foto: Elisa Estrada

4 comentarios:

  1. Muy buena crónica del partido, te seguiremos el blog porque tiene buena pinta.

    Nos gustaría que te pasara por el nuestro:

    http://enoffside.blogspot.com

    Un saludo.

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  2. Gracias y mucho ánimo con vuestra iniciativa :)

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  3. Tambien opino que es muy buena la cronica, ahora con respecto al inicio de la misma, con lo sucedido el 29-N, creo que lo que dijo Mou es verdad, el barsa es un producto terminado y el Real esta en inicio, esperemos que para el proximo encuentro, este con un Benzema bien enchufado, un Higuain con ansia de revancha y un Kaka deseoso de recuperar el tiempo perdido con tada la magia de la que es capaz sacar y formen un verdero equipo como el que esperamos los madridistas

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  4. Totalmente de acuerdo, compañero.

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