jueves, 28 de julio de 2011

Karim de buen agüero

El día comenzó con el final de uno de los culebrones del verano: Agüero hacía pública su marcha al segundo equipo de Manchester. Sufridores por contrato, tanto se empeñaron los atléticos en evitar que el argentino cambiara de acera que el destino, a menudo macabro, les deparó una suerte si cabe más cruel: su estrella, su mejor jugador, el hombre franquicia les deja, no por el mejor club del mundo, sino para sumarse al harén futbolístico de un nuevo rico con escasa historia y menos títulos.
Y aunque algunos nos hayamos quedado con una inevitable sensación de interruptus en el cuerpo, ayer había un hombre feliz sobre el césped del Olímpico de Berlín, donde el Real Madrid debutaba en pretemporada sobre suelo europeo a las seis de la tarde contra el equipo de la capital, que en Alemania tampoco es decir gran cosa. El tipo en cuestión luce el 9 a la espalda y somos tantos los que lo hemos querido defenestrar a estas alturas que ya puede decir bien alto que es un superviviente.
Karim Benzemá, con un aspecto más desaliñado y rocoso, ya le gusta a Mourinho. Y no será por la calidad, de la que resultaba estúpido dudar, sino por la convicción. Ayer supo que no vendría al Madrid uno de los que estaban llamados a discutirle el puesto y se reivindicó con una tarde magistral que incluyó remates variados, quiebros de salón y carreras de esas que dibujan líneas de puntos en la mente de los pasadores. Ah, y dos goles.
Eso sí, fue el Hertha, ese equipo que revolucionó un campeonato ya de por sí fácilmente inflamable como la Bundesliga y al año siguiente se fue a Segunda, el que aprovechó su mayor rodaje para castigar la verbena defensiva del Madrid en los comienzos con un inapelable disparo cruzado de Ebert ante el que Marcelo pareció hacer más de lo que hizo y Casillas no pudo hacer nada.
Con el Madrid grogui, Cristiano Ronaldo se sacó un libre directo desde casi cuarenta metros, de esos que dejan a los porteros confiando más en la física que en sus propias estiradas. Para desgracia del portero alemán, y como tantas veces sucede con los disparos de CR7, la bola bajó a plomo y se estrelló con virulencia contra las redes. Aparentemente no hizo mucho más el portugués, pero no es mérito menor ser capaz de sacar al equipo de la lona hasta en los amistosos de pretemporada. Tampoco es despreciable ver la cantidad de recursos rivales que agota hasta en los días más grises, ya sea en forma de legiones de piernas en el césped o de gargantas furiosas en la grada. A este chico le pitan hasta en los amistosos.
Con el campo un poco más inclinado hacia la portería teutona, comenzó el recital de Karim, que sentenció con el 1-3 definitivo cuando se llevaba apenas una hora de juego. Y no marcó más por su excesiva bondad en una jugada en la que hizo de todo: perder el balón en un mal pase en profundidad, presionar, recuperarlo, irse de su marcador con un toque sutil, plantarse solo delante del portero y buscar el segundo palo cuando el cancerbero ya pedía clemencia. Pero lo importante, más allá de la victoria y de los goles fue que Karim ayer fue feliz y lo ratificó de la mejor manera posible: haciendo olvidar a las novias que no llegaron a serlo. 
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Foto: Real Madrid