viernes, 15 de octubre de 2010

Mourinho y el Príncipe de Asturias


Por muchos es sabido que algunos entrenadores, quizá la inmensa mayoría, detestan las ceremonias que, en ocasiones, se organizan en los prolegómenos de un partido para entregar un Balón de Oro, la insignia de oro y brillantes a los socios más antiguos, o para que haga el saque de honor un campeón de voley playa. En el Real Madrid, durante su primer etapa, Fabio Capello llegó al punto de prohibir al club organizar estos ‘saraos’ de cinco minutos alegando que desconcentraban a sus jugadores.

Ahora se sabe que Mourinho no permitirá a los internacionales madridistas campeones del Mundo ir a recoger el Premio Príncipe de Asturias del Deporte que se entregará en Oviedo dentro de una semana, en la víspera del partido de Liga contra el Racing de Santander. Un ‘sarao’, para el portugués, que no debe romper la disciplina de la concentración.

Una vez más, el luso contribuye a deteriorar la imagen del club que le paga, que no es como la del Inter, ni como la del Chelsea, ni como la del Oporto. La imagen del Real Madrid es la del club más importante del mundo, tan potente como la del que más. Impedir que cinco jugadores, entre los que está el capitán del equipo y de la Selección, hagan un viaje corto para recoger un premio prestigioso que reconoce la mayor gesta del fútbol español en toda su historia, muestra una inflexibilidad más afectada que coherente. Si él es portugués, Casillas, Alonso, Ramos, Albiol y Arbeloa son españoles, su gloria es eterna y no se va a perder o a empatar con el Racing por viajar a Oviedo en primera clase y volver en cuestión de cuatro o cinco horas. Tampoco se ganará por no viajar.

Imagino las reacciones, comentarios, sospechas y suspicacias que se hubieran levantado si, en lugar de ser Mourinho el primero en hacer saltar la liebre, hubiera sido Guardiola. Apaga y vámonos.

En caso de que los clubes con internacionales españoles liberen durante unas horas a sus futbolistas para recoger el premio, la posición del Madrid será insostenible. Sólo si la decisión es que el cuerpo técnico, directivos de la Federación y algún jugador lesionado se acerquen al Teatro Campoamor a recibir el galardón de manos del Príncipe, la postura de ‘Mou’ quedará diluida.

Sin embargo, igual que “el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”, algunos entrenadores parece que actúen como si los partidos se hubieran inventado para justificar las concentraciones.

GT

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