sábado, 21 de agosto de 2010

¿Y por qué no?


Queda poco más de una semana para el comienzo de la Liga y las puertas del saloon merengue se mueven ya a una velocidad tal que bien parece que ciertos jugadores de la plantilla hayan optado por parapetarse para no trizarse con el vaivén. Si Van der Vaart se reivindicó en Lieja con un gol no celebrado y un arsenal de taconazos, movimientos de ruptura y pases de nivel, a Drenthe ya se le ha escuchado apelar al mejor –y probablemente único– argumento que puede esgrimir: “tengo contrato en vigor”. Lass, Gago y Mahamadou (este último en pleno Ramadán) han optado por el mutismo no vaya a ser que hablar de más les deje en fuera de juego.
Cinco candidatos para uno, dos, o a lo sumo tres puestos. La afición del Madrid lo tiene claro, según parece, y teniendo en cuenta que éste sigue siendo un club propiedad de sus socios, no les vendría mal a los directivos hacer algo de caso: Van der Vaart no se toca, porque más allá de su implicación –no poca– en el proyecto y la cultura blanca, tiene una calidad superlativa que nunca sobra en una plantilla; de Lass todos seguimos esperando que vuelva a ser el jugador que deslumbró en su primera (media) temporada. Los otros tres son perfectamente prescindibles y si, como hoy publica Marca, por Drenthe ya han llegado ofertas, que no se lo anden pensando mucho, no vaya a ser que el Benfica se canse de regalarnos dinero.
Supongo también que cuando en el club blanco se barajan hasta tres hipotéticas bajas cuando con una bastaría es porque, por un lado, quieren dejar cierto margen de maniobra para el mercado de invierno y, sobre todo, porque Mou sigue empeñado con el 9 que le dé cierta versatilidad a la punta de ataque y alternativas para partidos atascados. Un tanque, vaya. Pero si puede ser que el tanque tenga cierta movilidad, mejor que mejor.
Hace unos días el Madrid tanteó al Chelsea por Drogba y el club de Fulham Road pidió 22 millones por él. Una barbaridad difícil de justificar por un jugador al que Raúl le saca medio año, sí, pero no olviden que el marfileño se estrenó la semana pasada en la Premier con un hat-trick que ya mete miedo y arroja pocas dudas sobre su valía actual (sí quedan, ciertamente, algunas sobre la capacidad de amortización). Y hace unos días más, semanas más bien, se habló de pasada sobre la posibilidad de que Ibrahimovic recalara en el Madrid.
Ya que estamos de mensajes en una botella, permítanme volver a traer a colación el debate del sueco. Se trata de un jugador en el momento álgido de su carrera, un tanque en toda regla con más juego con los pies que muchos bajitos; problemático, sin duda, como muchos genios, pero que ya ha demostrado ser compatible con Mourinho (ya se empieza a ver el influjo de Mou para atraer jugadores, como ha dejado claro Özil), y que tendría el aliciente extra de jugar en un club español en el que poder triunfar. En su peor año (eso dicen), marcó un carro de goles y sólo su escasa adaptación a un sistema de juego que en poco se parece al del Madrid ha evitado que se le valore como se hacía en Italia. Desde luego no creo que se deban hacer locuras ni dispendios por él, no olvidemos que tenemos dos puntas natos y hasta cuatro jugadores (Ronaldo, Canales, Özil y Van der Vaart) que pueden jugar en esa posición de emergencia. Además, se trata un jugador que su propio club se ha empeñado en devaluar, así que su valor de mercado actual no debería superar en ningún caso los 30 millones de euros. ¿Por qué no dar un tiento en torno a los 20-25 con los que el Barcelona podría, además, hacer la intentona por su deseado Robinho?
R

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