martes, 9 de abril de 2013

La pasión turca


Aunque ya hayan pasado varias lunas, el Madrid se empeñó en prolongar la Semana Santa con un peculiar martes de pasión. Lo hizo con alevosía, ya que el tempranero gol de Cristiano Ronaldo ponía más que de cara la eliminatoria después del suculento botín cosechado en la ida. Como para anticipar que una hora después se estaría sacando número en la sala de espera del sufrimiento.
Poco pasó durante la primera parte, pero un pepinazo de Eboue con el exterior devolvió las tablas al marcador y la fe al equipo turco. Y por lo que vino después, bien pareció que alguno se quedó dormido durante las sesiones de vídeo con las que Mou dijo haber soliviantado a sus huestes para evitar excesos de confianza, porque en solo dos minutos, el 71 y el 72, el Galatasaray se puso a dos goles de las semifinales.
La empanada era de tal calibre que sirvió para bajar de la nube a Varane, un central como la copa de un pino que tuvo una noche horribilis, a la altura –o bajura– de sus compañeros de zaga: un Pepe lento, Coentrao por debajo de su gran nivel de los últimos partidos y Arbeloa expulsado en la recta final por doble amarilla. En un pésimo partido el equipo se acabó sujetando al mástil de siempre. Cristiano Ronaldo sacó brillo a sus estadísticas para librarse de la quema y al Madrid de la angustia de unos últimos minutos demasiado cerca de la eliminación de lo que habría resultado tolerable. Tampoco es, claro, como para olvidar que el equipo se mete por tercer año consecutivo en semifinales, después de una tacada infame de años dándose de cabezazos contra rondas mucho menos nobles. Que quede la cosa como aviso para los, esperemos, tres partidos que hayan de venir.

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