lunes, 14 de enero de 2013

El fin, los medios y la memoria


El Madrid cerró el pasado sábado en el Reyno de Navarra una primera vuelta que le ha dejado a dieciocho puntos del líder y por debajo del Atlético de Madrid en la clasificación, datos que hubieran hecho desternillarse hasta al madridista más epidérmico al principio de temporada.
Lo peor, desde luego, fue la imagen con la que el equipo cerró sus primeros diecinueve partidos: en casa del colista, con un único tiro a puerta en todo el partido –en el descuento– y la perenne impresión de que sin Ronaldo no hay nadie capaz de evitar la tendencia del equipo este año a la depresión y la abulia. Ni siquiera el lamentable arbitraje –uno más–, que privó al Madrid de un gol legal, volvió a diezmarlo por una expulsión justa pero impensable contra otros equipos o jugadores, y sancionó a Oier solo con una amarilla por una entrada criminal contra Higuaín, puede servir de excusa. Osasuna no jugó a nada y el Madrid cometió el pecado imperdonable de seguirle el juego.
Y, aunque la agresividad mediática contra Mourinho se haya rebajado bastantes grados, perdura la sensación de que el técnico portugués no acaba de dar con la tecla para hacer reaccionar a sus hombres. Puede que, como dicen algunos, haya dado por perdida la Liga y no le importe entrar en barrena con tal de picar el orgullo de sus jugadores.
Resulta justo, cuanto menos, dudar si el fin justifica los medios, porque es evidente que cualquier madridista pasó del cabreo de los primeros partidos a una cierta decepción resignada el pasado sábado, y no es desde luego ninguna de las dos características habituales del fenotipo madridista. Pero también es cierto que si el equipo se despereza en los tres últimos meses de competición y el sprint le llega para coronarse en Champions escaso poso quedará de todo este sufrimiento. Baste ver la pobre actuación que el equipo tuvo en Liga el mismo año que se consiguió la Octava, o lo poco que duró la decepción del centenariazo cuando, días después, se consiguió la Novena.
Quizá haya que quedarse con algo de las dos posiciones. Es evidente que el Madrid no puede seguir paseando ciertas actitudes en campos de rivales manifiestamente inferiores. Se puede empatar, se puede perder, pero no se puede dar sensación de impotencia. Del mismo modo, no se puede descartar a esta plantilla para el resto de títulos en liza. Que en la Liga se haya dado la circunstancia del que el Barça haya culminado una primera vuelta con catorce puntos más que el año pasado a estas alturas, apoyado en sus momentos de buen juego y en los empujones arbitrales en situaciones de debilidad como la que vivió, por ejemplo, en el Reyno, o que el Atlético de Madrid haya hecho casi el doble de puntos en esta primera vuelta que el año pasado en los mismos partidos son datos que deben servir para poner en su justo relieve lo que está sucediendo. El Madrid ha completado una mala primera vuelta, pero de ninguna manera una temporada catastrófica. Hay entrenador, jugadores y partidos de sobra para dar la vuelta a la situación y contestar con títulos. En sus manos está.

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